ENTREVISTA
A UN COSTALERO
Amable, cercano y con una amplia sonrisa adornando
siempre su cara, Juan Núñez, es responsable de la zona Occidental de Andalucía de
una empresa de iluminación y fuera de su trabajo vive a sus 45 años una nueva
Semana Santa con la ilusión y devoción intactas. A través de este sevillano
criado en el barrio de la Macarena, vamos a sumergirnos bajo las procesiones
sevillanas para hacernos una idea de la pasión, pero también del sufrimiento
que conlleva ser costalero.
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Juan, ¿el costalero, nace o se hace?
Yo prefiero que nazca. Los buenos costaleros son los
que han tenido tradición y les ha gustado esto. En mi caso, mi abuelo
pertenecía a una cuadrilla de costaleros muy famosa en Sevilla, la cuadrilla de
“Los ratones” de Rafael Franco, por lo que esto me viene de familia. De
costalero te lo pasas muy bien, te ríes mucho, pero hay momentos en los que
piensas…qué hago yo metido aquí debajo sufriendo tanto.
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¿Qué pasos has sacado y cuántos sacas actualmente?
En mis inicios de costalero saqué el misterio de La
Amargura, pero mi vida siempre ha estado relacionada con la Hermandad de Monte-Sion,
en la que llevo 20 años sacando el misterio, el paso de La Oración. Después de
alternar ambas tres años, me quedé solo con la Hermandad de Monte-Sion, que es
la Hermandad de la familia y donde están apuntados mis hijos.
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¿Tus hijos seguirán tus pasos? ¿Les gusta?
A mis niños les gusta, llevan saliendo de nazarenos
seis años los dos. Ahora, que sigan los pasos míos o no…yo creo que en esa
decisión no me debo meter, no quiero que lo hagan por mí y luego se lastimen. A
mí me encantaría que siguieran con la tradición, pero eso ya depende de ellos y
los veo demasiado pequeños todavía.
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¿Cuál es el momento culmen para todo costalero? ¿Su máxima aspiración?
La máxima aspiración de un costalero es realizarse
sacando la imagen a la que tú eres devoto, a la que tú quieres y por la que
sientes algo. En Sevilla se da el caso de que puedes ser muy devoto de una imagen
pero que no puedes sacarla porque no hay sitio. En la Macarena o la Esperanza
de Triana, hay gente que se lleva en las listas de espera durante 8 o 10 años,
y al final desisten porque no hay manera de meterse debajo de ese palio o de
ese Cristo.
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Los costaleros cargáis el peso del paso sobre el cuello, concretamente sobre la
séptima vértebra cervical ¿cómo os protegéis?
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