ENTREVISTA A BRUNO ITXASO, RESPONSABLE DE SEGURIDAD DEL MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO
- Bruno, como responsable de seguridad del Museo deBellas Artes de Bilbao, ¿cuáles son en tu opinión los riesgos y amenazas en un museo?
- Es una pregunta difícil de responder, porque no se pueden clasificar los museos como algo general. Cada edificio es completamente distinto: no es lo mismo el museo Guggenheim que el Bellas Artes de Bilbao por su estructura, contenido e incluso por su situación, ni es lo mismo un museo que se dedique a obras contemporáneas a uno que tenga mucho lienzo. Pero por lo general podríamos decir que los mayores riesgos son los que proceden de la naturaleza, así como las inundaciones, el fuego y etc. Aunque existen también otra serie de problemas relacionado con los visitantes.
- ¿Son los visitantes una amenaza?
- (Risas) El visitante en general se porta bien. Incluso en exposiciones como la que tuvimos de Antonio López, en la que llegaron a pasar tres mil personas en un día, al final de la jornada miraba el suelo de la sala de exposición y me decía: “¡No puede ser que hayan pasado tantas personas por aquí!”. La gente se porta muy bien en el sentido de que es limpia, se acerca pero no toca, es decir: que es muy respetuosa.
- ¿Ha pasado a la historia el riesgo a robo?
- Hoy en día apenas se roba en los museos porque toda obra que está catalogada y eso hace que su incursión en un mercado sea prácticamente imposible. Existen dos posibilidades por las que pueda haber un robo: por un lado, que su fin sea el uso particular. Y por otro lado, la extorsión: una vez robada la obra y lo que se hace es ofrecer a la casa de seguros la posibilidad de retornar por un precio inferior del que tendría que pagar el museo. Un chantaje al fin y al cabo.
- Bruno, ¿cuál es el riesgo que tú personalmente más temes?
- Sin duda, el riesgo de incendio. Creo que es lo más complicado y además, lo que mayor probabilidad tendría en nuestro museo. Por la ubicación del museo el agua, las inundaciones, no son un problema. Sin embargo el fuego es lo que más nos podría perjudicar y en eso trabajamos.
-¿Cómo se trabaja la seguridad en el Bellas Artes?
- Es una estructura clara y precisa con forma piramidal. Yo soy el responsable de seguridad y tengo unas personas de absoluta confianza conmigo. Además esas personas están continuamente y durante toda el tiempo de apertura del museo. Con lo cual, siempre hay alguien de confianza de mi departamento en el museo, a parte, por supuesto, de los vigilantes de seguridad. Otro elemento importante en mi opinión es que haya personal 24 horas al día. En algunos centros sólo se deja determinados sistemas técnicos como único elemento de vigilancia. En estos casos, el aviso de alarma por incendio o fuego iría primero a una central receptora y posteriormente a la policía ¡esto supone demasiado tiempo!.
- La rapidez en la actuación es fundamental, ¿no es así?
- Sí, es vital. El fuego se expande muy rápido y en menos de dos minutos puede arder todo. Sectorizar también es importante para que el fuego, por ejemplo, no salga de determinados sitios. Aunque en realidad la posibilidad de un incendio en salas es muy reducida debido a su complejidad técnica.
- ¿Se continúa invirtiendo en seguridad en museos?
- En estos momentos tenemos un problema gravísimo y es que no tenemos dinero para inversiones, aunque se hace el esfuerzo por obtener el presupuesto para mantenimiento de los sistemas ya instalados. Por supuesto no se deja de reponer o arreglar lo que se estropea, por lo menos en nuestro caso. Otra cosa es que ahora estemos en una situación en la que no se compran cosas y la verdad es que tecnología sigue avanzando y si se deja de comprar, se deja de avanzar.
- ¿Se está avanzando, innovando mucho en este sector?
- La tecnología es una maravilla. Sobre todo a nivel de grabación, a nivel de que te enteres de lo que esta pasando o lo que ha pasado. En un museo es importante saber lo que sucede. Los métodos de grabación de imagen han tenido una evolución increíble: actualmente si descubres que ha habido una pequeña marca en un cuadro, vas a las grabaciones y sabes lo que ha pasado. De esta manera, hemos podido ver que muchas veces lo que ocurre son accidentes, como decía: ¡la gente se porta bien!.
- Por lo que veo la tecnología os sirve de gran ayuda.
- Sí, pero aunque la tecnología es fantástica, tengo muy presente que hay una línea que no se debe pasar cuando se trata de patrimonio histórico: a nivel humano hay que tener vigilantes, todo no se puede sustituir mediante máquinas o sistemas. El valor de las obras se adjudica por el valor del seguro y las obras de arte suponen muchos millones de euros. Por lo que esa línea no se puede pasar, sobre todo por la protección. Piensa que la principal labor del museo no es exponer las obras, sino de protegerlas. El arte es de todos, por lo que nuestros hijos, nietos y posibles generaciones venideras tienen también el derecho a ver y contemplar cada una de las obras.
- ¿Qué opinas sobre que no haya una legislación específica sobre seguridad en museos?
- Para que te hagas una idea de cómo está la situación, simplemente te voy a poner un ejemplo. Actualmente hay una comisión mixta para la creación de una ley en la Comunidad Autónoma. Esta comisión reúne desde farmacias, hasta infraestructuras críticas, pasando por galerías de arte. En Euskadi hay sesenta museos que deberíamos de estar obligados a tener unas determinadas medidas de seguridad. Pues bien, a nosotros no nos ha llamado nadie. Es incomprensible. No se entiende que haya farmacias para hacer esta ley y que no se haya contado con los sesenta museos en Euskadi.
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
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