“La gente toma decisiones erróneas que pueden costarles la vida”
La vida esta llena de pequeños héroes cotidianos que incluso en condiciones extremas intentan ayudar al prójimo.
Un ejemplo es
Alberto Martínez, buzo miembro del equipo de rescate marítimo de la Ertzaintza.
Cada año son muchos los accidentes que suceden en nuestras playas, ríos y lagos, pero cada vez que suena una alarma, en menos de diez minutos, un equipo se pone de camino.
Un ejemplo es
Alberto Martínez, buzo miembro del equipo de rescate marítimo de la Ertzaintza.
Cada año son muchos los accidentes que suceden en nuestras playas, ríos y lagos, pero cada vez que suena una alarma, en menos de diez minutos, un equipo se pone de camino.
¿Ser buceador, miembro del rescate marítimo, es una profesión dura?
Si, sobre todo porque cuando realizamos rescates de personas desaparecidas, el 99% de los casos, lo que vamos a buscar es un cadáver. Son muy pocas las posibilidades de encontrar una persona con vida, pero nunca hay que perder la esperanza.
Además es una profesión con grandes riesgos, ¿cuáles son, en tu opinión, las situaciones de mayor peligro?
Sin duda los ríos y los pantanos debido a la oscuridad. A partir de cinco metros de profundidad la visibilidad es absolutamente nula, de esta manera, cuando llegas al fondo como no ves nada sólo puedes palpar con las manos. Puede que estés buscando un cuerpo y para ello, habrá que detectarlo y distinguirlo entre el resto de objetos y obstáculos del fondo con el tacto de la mano.
Pero ¿hasta que distancia se puede ver en esas condiciones?
Ninguna. No se ve absolutamente nada, directamente cierras los ojos. Yo voy con los ojos cerrados. A veces llevas una linterna pero el problema es que cuando es de noche una linterna ilumina, sin embargo en el fondo no es noche, la oscuridad es producida por la condensación de muchas partículas. De este modo, aunque enciendas la linterna sólo puedes ver partículas y apenas la pantalla que indica el tiempo que llevas bajo el agua.
Sobre todo con mucha calma porque en los ríos, por ejemplo, hay muchas ramas. Puedes estar buceando en una operación de rescate y puede ser que te enganches. En ese momento, tu no ves con que te has enganchado, ni de que manera. Así que tienes que tener calma para buscar con qué te has enganchado, por dónde, soltarte incluso la botella si es necesario, volvértela a poner y ¡todo ello a oscuras!
¿Requiere mucha preparación esta profesión?
Si, porque en realidad no solo tienes que estar físicamente preparado, también psicológicamente para no ponerte nervioso ante una situación extrema. Te pueden pasar muchas cosas bajo el agua y lo último que tienes que hacer es ponerte nervioso.
¿Cómo se trabaja bajo el agua?
Siempre se bucea en pareja. En caso de que te pase algo si tú no puedes solucionar tu problema el compañero te va ayudar, aunque sea a ciegas, intentará averiguar con que estás enganchado o que te esta pasando. Además, normalmente las condiciones no suelen ser muy buenas así que conviene no exponerse demasiado. En muchos casos vamos en busca un cadáver, para la familia es importante y nosotros lo sabemos, pero no hay que poner en riesgo otras vidas.
Veo que a veces se toman grandes decisiones.
Si, pero lo importante es minimizar el riesgo. Si no se puede realizar la inmersión porque, por ejemplo, hay mucha corriente, pues no se hace. Normalmente, en todos los rescates el coordinador nos dice que hay que hacer, pero quien toma la decisión última de meterse es el buceador.
Me acuerdo de un rescate de hace muchos años, creo que fue en Urnieta, donde un compañero de La Cruz Roja se ahogo al intentar rescatar a un trabajador que se había caído de un puente en el que estaba trabajando. Había mucha corriente por lo que el submarinista no podía meterse en el fondo, así que se puso más peso del que debía y bajo al fondo, pero no volvió a salir. Ese día tuvimos que buscar al obrero que se había caído y al compañero de La cruz roja, y eso es muy duro.
¿Tanto peligro encierra el salvamento marítimo?
Tiene su punto de riesgo y se intenta disminuir lo máximo posible, aunque hay veces en las que simplemente con montar en helicóptero en condiciones adversar ya estas exponiéndote a un riesgo. Ha habido ocasiones en las que nos hemos tenido que ir sin llevar a cabo la búsqueda simplemente porque el helicóptero estaba inestable.
-Cuando hay mucha corriente o mucho oleaje lo primero que hay que hacer es reconocer tus limitaciones: tienes que saber hasta donde puedes llegar. Por otro lado, siempre vamos de dos en dos, aunque al ser buceadores profesionales podríamos bajar solos, tu compañero puede ser clave en ciertos casos de riesgo. Por eso es necesario que cada ‘x’ tiempo veas o sientas a tu compañero: yo tengo que saber que esta cerca, lo tengo que notar. En el momento en el que pierda su contacto yo me paro, lo busco y si no lo encuentro subo a la superficie, porque le puede haber pasado algo a él.
Normalmente tenemos la sensación de que cuando alguien se ahoga mete mucho ruido: grita, mueve los brazos y todo el mundo se da cuenta. Pero no es así. La mayoría de los casos en los que alguien se ahoga, tiene una persona al lado y ni siquiera se da cuenta. La gente cuando se esta ahogando utiliza su garganta para respirar y se olvida de gritar. Como mucho mueve los brazos, pero no grita, no pide auxilio, porque lo que necesita es respirar. El de al lado lo puede incluso ver y pensar es que simplemente esta jugando. El año pasado, por ejemplo, tuvimos un caso en Zarauz en donde se metieron cinco jóvenes al agua y salieron cuatro. Ninguno supo que había pasado. La gente toma decisiones erróneas que pueden costarles la vida.
¿A qué tipo de decisiones te refieres?
Por ejemplo, todos sabemos que no hay que tirarse de cabeza en donde no conoces el fondo. Pues el año pasado un chico en la playa de la Concha se tiro de cabeza y se quedó parapléjico. Pero eso pasa todos los años. Si no sabes lo que hay abajo, tírate de pie, como máximo te romperás un pie. Yo esto harto de ir a situaciones donde una familia pierde a un hijo o a una hija por una decisión mal tomada, que les cambia toda la vida. No hay que tener miedo, pero si respeto al mar y sobre todo tener sentido común cuando se toman decisiones.
¿Qué consejos nos podrías dar para cuando nos encontremos en situación de riesgo?
Uno de los casos más común sucede cuando vamos a la playa, nos metemos en el agua y debido a las corrientes no podemos volver a la orilla. Si la corriente es fuerte, no luches contra ella, porque nunca la vas a poder vencer. En esos casos hay que intentar salir de la corriente nadando en diagonal o dejándose llevar y pidiendo auxilio, que seguro alguien nos verá. La gente se ahoga porque ven la orilla ahí cerca y quieren llegar si o si hasta que finalmente se agotan.
Y ¿en un río?
En los ríos es lo mismo o incluso peor, porque la corriente es mayor. En esos casos déjate llevar, no nades contra la corriente e intenta acercarte poco a poco hacia la orilla. Saldrás quinientos metros más abajo, pero llegarás seguro a una orilla.
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
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