El estrés, una de las enfermedades más comunes de este siglo, sigue
acechando incluso en verano, una época en la que se supone que la mayoría de
las personas deberíamos disfrutar de unas más que merecidas vacaciones.
El psicólogo Iñaki Bilbao-Macias, Codirector del Instituto Vasco de Apego y Psicoterapia, nos habla de las diferentes causas que pueden crear esta patología.
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¿Es verdad que se puede sentir
estrés en verano?
- Creo que sí y dándole un tono de humor podría añadir que el verano es una época en la que se podría dividir a la gente entre la que está de vacaciones y la que desearía estarlo. Pero poniéndonos serios, en verano hay mucha gente que siente estrés porque tiene exceso de trabajo: la carga de trabajo es la misma y hay menos compañeros porque están de vacaciones; o porque hay más trabajo, como en el sector de la hostelería; o en el sector de los autónomos quizás porque están teniendo mucho menos ingresos de lo que desearían y esto también estresa.
Además, hay gente que vuelve de vacaciones y se queda con la pena de
no seguir, mientras otros las comienzan. Esto es algo que también puede causar
estrés.
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¿Cuál sería la causa de peso para sufrir este tipo de enfermedad?
- A parte de lo comentado, parece que últimamente uno tiene que tener
unas vacaciones de diez: tienen que ser espectaculares y viajar muy lejos. Esto
a veces no está al alcance de todos o quizás tengan hijos, o animales, y no
puedan llevar a cabo las vacaciones que desearía. Uno deposita muchas
expectativas en esas vacaciones ideales, porque lleva tanto tiempo trabajando y
desgastándose que realmente las necesita.
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Este tipo de estrés, ¿cómo se puede diferenciar del “que agobiado estoy”, a
padecer una enfermedad real?
- Yo creo que el tema del estrés veraniego uno puede notar “estoy
hasta arriba, estoy en un momento en el que no puedo más” porque no ve el
momento de su descanso. Pero también es cierto que es una época en la que
mientras uno trabaja también está más en el espacio social y, por lo tanto, es
como que necesita más energía para llegar a todas las oportunidades que se le
presentan. Y esto puede pillar también desprevenido. Por tanto, yo creo que es
algo muy difícil de detectar, pero creo que el estrés es el estrés y una
persona que se siente mal, que siente que tiene demasiadas cosas que atender lo
puede llegar a sentir.
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¿Cómo se puede evitar, controlar o disminuir?
- Yo creo que aquí hay una regla de oro que consiste en ir entrenando
una capacidad para darse cuenta de cuáles son las necesidades de uno e ir
actualizando. Es decir, el poder pensar día a día, momento a momento cuál es mi
necesidad. Porque puede que uno tenga el proyecto mental de llegar a ciertos
objetivos laborales o a ciertos objetivos de ocio, pero igual es conveniente en
determinado momento, ahora por ejemplo que la carga laboral es tan cambiante,
renunciar a la ciertos objetivos laborales o a ciertos planes en pro de poder
descansar un poco.
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En tu opinión, ¿Cuál es la situación de estrés más peligrosa?
- Yo creo que esa especie de claustrofobia que le puede entrar a una
persona cuando siente que todo el mundo se lo está pasando bien menos él, y
encima se encuentra en una situación de estar trabajando a toda máquina y ve
que su momento no llega. Creo que precisamente es un buen momento para
plantearse que sigues teniendo las mismas capacidades de siempre y no más, por
lo tanto, uno llega hasta donde llega y a eso se tiene que ceñir.
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Me acuerdo que un familiar mío solía decir: “No tener vacaciones es mejor, que
luego la vuelta al trabajo siempre es peor”. Este tipo de expresión debería
eliminarse, ¿verdad?
- Yo mi vida no la concibo sin vacaciones y me encanta mi trabajo. Sin
embargo, no renunciaría jamás a mis vacaciones, creo que son buenas y no
tenerlas debe ser malísimo. Sí que existen países, sobre todo en al zona
asiática, en los que quizás se estila menos el tema de tener vacaciones y eso
luego lo padecen. Yo creo que el ser humano tiene que tener un trabajo que esté
al servicio de la vida y no al revés. Un trabajo al servicio de su vida. El ser
humano es gregario, necesita disfrutar solo y con gente, y para eso las
vacaciones son una oportunidad ideal.
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¿Cuándo se empezó hablar de este tipo de estrés?
- No sabría muy bien enlazar con alguna fecha, pero sí que tengo la
sensación de que de unos años a esta parte van surgiendo destinos vacacionales
especiales, que antes no surgían. Antiguamente la gente adinerada no se iba de
vacaciones. La tendencia ahora es la contraria, quien tiene poder adquisitivo
es quien está todo el día fuera, en destinos vacacionales en donde se puede
acabar muy bronceado, por decirlo de alguna manera. Parece que es algo que nos
gusta y que nos gusta buscar y exhibir. Por poner un ejemplo, hay mucha gente
que busca irse a Tailandia o a lugares y destinos de estos que años tras año se
van reciclando como tendencia. Lo grave es que hay gente que anda algo justa de
dinero y acaba pidiendo créditos bancarios para poder irse de vacaciones. Esto
al final supone echar un poco más de leña al fuego.
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El estrés post-vacacional es casi medio normal sentirlo, pero ¿qué me dices del
que se puede sentir durante las vacaciones?
- Cuando se emprende un viaje y a un destino no conocido, las cosas
pueden salir bien o pueden salir mal y uno pone expectativas muy altas en sus
vacaciones, como por ejemplo, desear volver como nuevo y con las pilas
recargadas. Y a veces, cuando uno viaja con gente se puede encontrar que quizás
con que algunos tengan motivaciones de otro tipo: estar todo el día en la
playa, o practicando deporte o visitando monumentos. Cuando se va en grupo o en
pareja esto puede ser foco de conflicto y de gran estrés e incluso yendo solo
uno puede sentirse muy dividido. O si todo tu plan de viaje consiste en ir a la
playa y hace malo puede darte un gran palo. Hay que saber pensar planes B para
que este tipo de frustraciones no surjan.
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Por último, el estrés que se puede sentir durante los preparativos: todos los
hoteles completos, precios desorbitados,... el pre-vacaciones también es
delicado, ¿verdad?
- Parece que lo que estresa son las cosas malas, los acontecimientos negativos. Los acontecimientos positivos, como puede ser preparar unas
vacaciones, también estresan porque la fase de crear el plan de las vacaciones
hay que afrontarlo: ponerse de acuerdo, encontrar lo que buscas, etc. Además,
uno está cansado y tiene que medir cuáles son sus recursos, cuáles son sus
motivaciones y cuales son las limitaciones. Los preparativos hay que pensarlos
mucho y es importante ser comedido en cuanto a que uno puede desearlo todo,
pero tiene los recursos que tiene y no más. Quizás a todos nos gustaría pasar
el verano en Tailandia pero no todos podemos.
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
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