Javier Goitia, Asesor Técnico del Puente Bizkaia, Transbordador de
Portugalete.
El Puente de Bizkaia conecta dos áreas, mueve millones de
personas y cientos de miles de vehículos de una forma insuperable, rápida,
segura y ambientalmente económica. Supone un motor económico a través del
turismo que promueve, pero además, es historia, cultura y tiene un gran valor
simbólico. Javier Goitia, Asesor Técnico
del transbordador de Portugalete nos habla del pasado, presente y futuro de
este impresionante medio de transporte.
- Un puente que en sus tiempos era
pura innovación, ¿podría mantener de cierta manera esa etiqueta de “innovación”
hoy en día?
- El puente tiene una
vitalidad extraordinaria que se manifiesta en su capacidad para integrar
tecnologías del siglo XIX con los avances más recientes en gestión de energía,
en materiales de última generación y en sistemas de operación complejos,
sirviendo a la vez de “laboratorio a escala real” para numerosas iniciativas de
I + D.
- ¿Qué supuso una
construcción de estas características para aquella época?
- Como siempre sucede,
hubo muchas voces en contra que auguraban grandes desgracias. Sin embargo, una
vez que estuvo en marcha y funcionando, todos cantaban elogios. Suele ser lo
normal. En pocas palabras, fue el espaldarazo para el lanzamiento de un nuevo
producto francés: “El cable cordón” que permitió multiplicar por tres las luces
o “saltos” que permitían las cadenas tradicionales.
- Se le ve en plena forma, pero un
transbordador que se construyó hace más de 100 años, ¿cuánto más puede durar
ejerciendo su función?
- El Puente funciona
ahora más ligero que nunca, haciendo unos 300 viajes diarios; otra cosa es que
circunstancias demográficas, de multiplicación de redes de transporte o de la
propia larga crisis en que estamos, hace que transporte menos de la mitad de
efectivos que hace 25 años. De todos modos, el Puente durará mientras la
demanda de transporte sea suficiente para pagar a la plantilla, los gastos de
conservación y algunos magros beneficios.
- ¿Cómo han sido y serán las mejoras
tecnológicas que se han implantado?
- En lo mecánico no hay
grandes novedades, pero en lo eléctrico, electrónico, comunicaciones,
automatismos y materiales, sí. El Puente es un compendio de sistemas y
elementos antiguos y modernos que funcionan de maravilla; es como si en una
vieja sartén de hierro y sobre un fuego de leña se estuviera cocinando un plato
de alta cocina de vanguardia.
- ¿Cuál de estas mejoras ha sido
clave?
- El carro en el que
nadie se fija. Gracias a este elemento se eliminó totalmente la oscilación
vertical creciente del tablero que amenazaba en cada viaje con “entrar en
resonancia” y que nos costaba roturas y fallos casi de ritmo semanal.
- Estamos trabajando
codo a codo con Metalúrgica Marina para “volver al siglo XIX con materiales del
XXI” en temas que tienen que ver con la cinemática del equipo principal.
- En cuanto a la seguridad y
prevención de accidentes, ¿cómo se trabajaba?
- Basta con ver las
fotos de cómo se trabajaba en 1996 y ahora. En ese año colocamos
“artesanalmente” las primeras “líneas de vida” y como se suele decir,
prácticamente con solo la chapela en la cabeza y trabajando poco a poco de
rodillas.
- ¿Qué aspecto es el más delicado o
el que mayor atención dedicáis?
- Se puede decir que
tres, la estructura, especialmente los cables, el material móvil, sobre todo el
carro y las cuestiones de estiba de coches… y personas.
- ¿Cómo es el trabajo de
mantenimiento y revisión?
- Hay un equipo propio
de cuatro personas que repasan la totalidad del Puente con ritmos diario,
semanal y mensual y que “atacan” cualquier anormalidad en cuanto se detecta.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los “trabajos delicados” están
gravados con aspectos como altura, exposición a intemperie, riesgos eléctricos
y de atropello y nocturnidad, ya que casi todo se hace de noche para que el
Puente esté operativo de madrugada. Cuando las cuestiones exigen revisiones
generales, se realizan concursos con empresas externas con experiencia en
trabajos en altura a las que se les alecciona para trabajar en un Monumento.
- En este aspecto también, ¿cuál es
el siguiente paso o apuesta que se va a realizar?
- La mejora continua
nos obliga a analizar permanentemente los inconvenientes aparecidos y que
pueden afectar desde cuestiones ergonómicas al diseño de nuevas herramientas e
incluso aplicación de robots. Se está seleccionando uno para limpiar las
ventanas externas de la barquilla sin que los trabajadores tengan que salir al
vacío.
- Con un extra de
cuidado, ya que somos los garantes de la Integridad del bien. Aquí acciones
normales en edificación u obras públicas no valen.
- ¿Os marcan pautas en este aspecto?
¿Cuáles son?
- Lo más elemental es
que no queden señales de acciones, equipos o elementos utilizados. Sin embargo,
hay cuestiones que son insoslayables y en las que está permitido usar
tecnologías modernas, siempre que se garantice su inocuidad y funcionalidad y
aspecto exterior no se alteren, por ejemplo: en localizaciones extremas se
puede sustituir un remache por un perno especial de cabeza esférica.
- ¿Existe alguna normativa o
exigencia que debéis seguir?
- Ya nos gustaría tener
un guión. Puentes transbordadores solo hay un puñadito y como el nuestro, solo
tres en el mundo, así que los estándares no son viables para estas
construcciones por lo que los ingenieros tenemos que olvidarnos de nuestras
especialidades y ser “integrales”, como los de hace 150 años. En general nos
guiamos por las Normas para cada producto, pero lo que manda es la necesidad de
integración.
- Poco a poco se han ido incorporando
cambios y mejoras, pero ¿cómo te imaginas el Puente Colgante dentro de 100 años
más?
- Como sabe todo el
mundo, el hierro es un desafío ante la Naturaleza; la soberbia de un material
versátil y tenaz que se enfrenta a las insidias del oxígeno que da la vida y trae
la muerte poco a poco. Quiere esto decir que las obras de hierro están
sometidas permanentemente a una degradación ambiental -humedad, PH, ácidos
húmicos…- y física -corrientes galvánicas, choque térmico, fatiga…- y, por
tanto, han de estar permanentemente sometidas a una especie de ITV.
Todo depende de que la
gente lo use o no. De aquí a cien años probablemente le habrán colocado un
esqueleto interno invisible y el Puente lucirá tan gallardo como ahora. La
alternativa es la de ir cambiando las piezas que el oxígeno devora.
Muy interesante entrevista pero muchos datos tecnológicos los desconozco. Es evidente que se mima la seguridad y continuidad del buen funcionamiento de nuestro gran transbordador, genial para todos nosotros y visitantes.
ResponderEliminarZorionak en su 125 aniversario.
Una bilbaina.