- Natxo eres unos de los privilegiados en estar
en el circuito de olas gigantes, con apenas 20 años. ¿Cómo lo vives?
- Como tú bien lo has dicho soy
un privilegiado en el mundo del surf ya que en el circuito de olas
gigantes solo estamos diez personas.
Conseguí esta clasificación para el circuito mundial el año pasado al competir
en mi playa, en Punta Galea. Y aquí estoy este año, dispuesto a todo.
De momento solamente se ha hecho una prueba, que se llevo a cabo en Chile, en la que no me salieron las cosas muy bien: rompí dos tablas en diez minutos y me quedé sin poder continuar con la competición más que nada porque no llevaba más tablas. ¡Os podéis hacer una idea de la intensidad que tenía el mar! En estos momentos se ha fijado el hemisferio norte como buena época, así que aquí estamos esperando que se forme un pedazo borrasca y ¡a tope para donde sea!
De momento solamente se ha hecho una prueba, que se llevo a cabo en Chile, en la que no me salieron las cosas muy bien: rompí dos tablas en diez minutos y me quedé sin poder continuar con la competición más que nada porque no llevaba más tablas. ¡Os podéis hacer una idea de la intensidad que tenía el mar! En estos momentos se ha fijado el hemisferio norte como buena época, así que aquí estamos esperando que se forme un pedazo borrasca y ¡a tope para donde sea!
- Cuando hablamos de olas grandes, ¿de qué
tamaño estamos hablando?
- Los campeonatos se hacen a
partir de siete metros de ola, pero realmente hay que tener en cuenta que la
medida en surf no es igual, es decir: no es un metro medido con el metro.
Cuando hablamos de un metro, estamos hablando de un tamaño que corresponde más
o menos a de una persona. Por lo tanto, cuando hablamos de siete metros, es una
ola del tamaño de un edificio de cuatro plantas. Y este es el mínimo tamaño
para llevar a cabo un campeonato de este tipo.
- Este año estuve siguiendo la
borrasca que tocó Chile, y por la que se pudo realizar la primera prueba de
este circuito, en su paso por Méjico. Seguimos el oleaje y la verdad es que ha
sido uno de los baños más épicos en la historia del surf con olas gigantes, ¡pude
coger olas de unos ocho y nueve metros de altura!
- Por lo que veo las borrascas son las que os
marcan el destino.
- Nosotros nos basamos en eso.
Por ejemplo, en estos momentos no tengo a corto plaza ningún plan. Realmente
miro los destinos en los que quiero surfear, espero a que llegue una gran borrasca
y de un día para otro cojo un billete de avión. Por esto también, este tipo de
circuitos son muy difíciles de llevar a cabo porque a veces la borrasca parece
gigante, pero de repente en unas horas puede cambiar y esto hace muy complicado
montar una competición de este tipo. Piensa que hay que instalar toda una
infraestructura, mover mucha gente a otro país,… Imagínate, cuando salta la
alarma solo dispones de 48 horas para llegar a Hawái, por ejemplo. Puede pasar
que en verano estés con la toalla tirado en la playa sin nada de olas y de un
momento a otro, suene el teléfono diciéndote que en un par de días tienes que
estar en el otro lado del mundo.
- ¿Qué se siente en el descenso de una ola de
ese tamaño?
- Estas en el agua con gente apasionada
como tú por este deporte, en una situación en la que realmente puedes pasar
miedo… A mí todo esto me provoca una adrenalina increíble y creo que es una de
las mejores sensaciones que he tenido nunca. Tener miedo y enfrentarme a esas
olas que me dan miedo y poder decir “he
sido capaz de hacer esto, que me suponía la barrera mental más grande que he
tenido en mi vida y lo he superado”, supone mucho.
- Cuando te coge una ola gigante
haces lo que puedes: coger mucho aire, aguantar y estar tranquilo para no
ponerte nervioso y hacer ningún movimiento que te suponga gastar oxigeno. Todo
el mundo entrenamos preparando nuestro físico y trabajando las apneas, pero lo
más importante es estar psicológicamente muy bien. En este deporte, y sobre
todo en el de las olas grandes, el 80% es la cabeza y el 20% es el físico.
- ¡Cómo se te ocurrió empezar con este mundo de
las olas gigantes!
- Tengo la suerte de vivir en un
sitio que hay olas muy buenas para aprender a coger olas grandes que son Punta
Galea y Meñakoz. Solía meterme al agua a entrenar con un grupo de gente de los
cuales yo era el más joven y poco a poco, casi sin darme cuenta, empecé en este
mundillo. Con doce años comencé a surfear con olas grandes, entrenando duro, ¡y
así he acabado!
- ¿Cómo es la preparación para este deporte tan
extremo?
- Al no saber la fecha exacta de
campeonato, es un poco complicado llevar a cabo un plan de entrenamiento al uso.
En otros deportes puedes fijar mejor los objetivos y los entrenamientos porque
normalmente tienes una fecha concreta de competición. Pero en este deporte como
nunca sabes cuándo va a venir la borrasca o cuando van a venir las olas
gigantes, es más difícil organizarse. Yo en cuanto tengo un rato libre, y no
estoy surfeando, voy al gimnasio sobre todo para prepara piernas y a la piscina
para nadar miles de kilómetros y hacer muchos ejercicios de apnea.
- ¿Cuánto tiempo puedes llegar a estar bajo el
agua cuando te atrapa una ola?
- En realidad no es mucho tiempo,
la cuestión es la intensidad con la que una ola te puede golpear contra el
agua, que es como si te dieran un puño en la tripa y de repente sueltas todo el
oxígeno. Con lo que hay que mentalizarse de estar con el mínimo de oxigeno el
mayor tiempo posible. Estamos hablando de 10-15 segundos en el agua, que no es
nada, pero estas dando volteretas, aturdido y se te hacen eternos.
- ¿Cómo es la seguridad y la prevención de
riesgos en un deporte como este?
- En
estos momentos con la tecnología que han desarrollado todas las marcas la cosa
es muy diferente a lo que era hace unos años. Por ejemplo, se ha desarrollado
un chaleco incorporado en el traje que es un elemento imprescindible para la
práctica del surf con olas grandes. A mí me salvo la vida en mi último viaje a
Méjico. Esto te aporta una gran confianza, pero no puedes estar todo el rato
dependiendo del chaleco porque puede fallar.
- Las motos de agua también serán fundamentales
en cuanto a la seguridad.
- Sí, por supuesto. Cuando era
pequeño y comencé a meterme en el agua con este tipo de olas, aquí no había ni
motos, ni chalecos, ni nada. Todos estábamos atentos por si le pasaba algo a
alguien y si había que salvarle la vida, pues se hacía todo lo que se podía. Y
eso es parte de lo bonito de este deporte, que todos estamos atentos y al
cuidado de todos, independientemente de la competición.
Hoy en día se ha desarrollado una
infraestructura muy completa en torno a esta competición, en la que disponemos
de helicópteros, motos, socorristas y etc., hasta el punto de convertirse en
uno de los entornos más seguros para surfear.
- A pesar de todo el riesgo con el que os
metéis en el agua, apenas se escuchan accidentes.
- Sí que suele haber accidentes,
pero siempre son relacionados con roturas, pérdidas del conociendo y etc., y
muy pocas veces son accidentes mortales. Yo mismo me quedo sorprendido con los wipe
up que se ven, por ejemplo en Teahupoo, cuando cae una de esas olas gigantes
encima de alguien. Incluso yo me llevo las manos a la cabeza y temo lo peor, pero
resulta que luego no es para tanto. La verdad es que para el riesgo que supone,
no son tantos los accidentes que hay.
- ¿Tienes algún destino pendiente?
- Mi sueño es coger la ola de Couldbreak
en Fiyi, esos tubos impresionantes e inmensos.
- ¿Es difícil vivir de este deporte?
- Para la práctica de este
deporte hay dos cosas muy importantes: por un lado, el apoyo de la familia, que
sin esto yo personalmente no seguiría con esta práctica. Y por otro, la ayuda
de los sponsores, que en mi caso son Pukas y Quicksilver, dado que sin ellos no
podría haber llegado hasta aquí.
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
Artículo elaborado por: Zuriñe Álvarez
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