“No
creo que haya una profesión con más riesgo”
Cepeda fue un matador de
toros exquisito, de esos de la escuela sevillana que enamora y tras dejar los
ruedos en 2007, se convirtió en el apoderado de
Miguel Ángel Perera, uno de los diestros fundamentales de las
últimas temporadas y del presente más inmediato.
¿El
torero nace o se hace?
El torero nace y después se hace. El que quiere ser torero tiene
que llevar algo especial dentro.
Cualquiera no sirve para ser torero por mucho que quiera, debe tener una
condiciones innatas y una de esas condiciones es llevar el toreo dentro, el
toreo es un sentimiento con el que se tiene que nacer. Después, el torero se tiene que hacer como en
cualquier profesión, a base de tiempo, con oficio, cogiendo confianza,
aprendiendo la técnica, adquiriendo madurez y rodaje.
¿Crees
que estamos hablando de la profesión en la que se corre más riesgo?
Creo que sí. Hay profesiones que tienen altos riesgos de accidentalidad, pero no llegan al nivel del toreo. Aquí pones en juego tu vida y dependes de la reacción de un animal que sale a la plaza a coger. Los deportes de motor también son peligrosos, pero al fin y al cabo dependen de una máquina con un alto nivel tecnológico y hoy día existe mucha seguridad, no es comparable a los riesgos que se asumen en los toros. No creo que haya una profesión con más riesgo.
La mayoría de las grandes figuras del toreo que he conocido son
muy inteligentes, y la inteligencia lleva a la prudencia. Esta no es una
profesión de locos. Puedes estar “loco” en el sentido de afición y pasión, pero
no loco de perder la cabeza. No he conocido a ninguna figura del toreo que no
tenga cabeza. Hay que ser prudente, pero no debemos confundir la prudencia con
el riesgo. En el toreo llega un momento en el que hay que arriesgar y eres
consciente de que hay que arriesgar. Hay momentos determinados de una temporada
en la que hay que pasar una cierta línea para ser figura del toreo. Las grandes
figuras del toreo lo hacen, pero eso no conlleva que no sean prudentes. Los que
son capaces de sobrepasar esa línea de riesgo son figuras del toreo, los demás
son toreros sin más.
¿Qué
se le pasa a un torero por la cabeza cuando recibe al toro con las dos rodillas
en tierra? ¿Es consciente del peligro?
Que el torero reciba de rodillas al toro en la puerta de
chiqueros es una declaración de intenciones de que está dispuesto a lo que haga
falta. Hay que tener en cuenta que esto no arregla una tarde, pero sí es una
declaración de lo que se quiere ofrecer. Esto no quiere decir que no seas
consciente de lo que vas a hacer o pierdas la cabeza.
No sabría decirte cuanto, pero no siempre depende del torero. Hay
veces en las que los toreros que tienen mucho valor se arriman mucho al toro,
pero siempre que un torero hace esto es porque está muy seguro de sí mismo para
llegar a ese límite.
¿Cómo
se consigue llegar a ese límite?
Solo se consigue con la seguridad que te dan los años de experiencia
y oficio. El torero realiza ese esfuerzo en base a una cierta seguridad que se
adquiere con el entrenamiento y estando fuerte tanto mental como físicamente. A
más entrenamiento, se tienen más reflejos, más técnica, más seguridad y más
confianza. Todo esto hace que delante del toro se esté más seguro y confiado de
lo que estás haciendo.
¿Todo
esto te garantiza el éxito delante del toro?
No siempre. No hay que olvidar que el torero depende de la
reacción de un animal. Por mucho que estés haciendo las cosas perfectas, el
animal puede tener una reacción que te sorprenda y te coja, por muy buen torero
que seas, por mucha confianza que tengas o por muy bien que lo estés haciendo.
¿Qué
es lo primero que se le pasa a un torero por la cabeza cuando es cogido por el
toro?
En ese momento nada. He tenido varias cogidas graves y no se
siente ni dolor, en ese momento solo quieres seguir toreando. Que el toro te
coja es un poco como que ha podido contigo, ha ganado la batalla, por eso solo
piensas en seguir toreando y terminar la faena.
A la hora de volver a darle la cara al toro es complicado. Las
cogidas siempre afectan por mucho valor que se tenga, se queda en el recuerdo. También
hay cogidas que afectan más que otras. La más grave que he sufrido fue en el
año 88 en Sevilla entrando a matar. El toro me partió la safena y la femoral, y
además fue una cornada muy extensa. En esa fue en la que más peligro corrí, sin
embargo he tenido otras cornadas menos graves pero que me han afectado más
psicológicamente.
¿De
qué herramientas debe valerse el torero para su seguridad?
La más importante es la confianza en uno mismo. Cuando un torero
está confiado y seguro de lo que hace, tira hacia delante con lo que sea. Cuando
hay dudas es cuando más peligro corre un torero.
¿Qué
papel juega el miedo cuando se está frente al toro?
El miedo siempre está ahí, pero cuando sales a torear tienes más
miedo a otras cosas que a que te coja el toro, tú nunca piensas que eso puede
pasar. Yo no he salido nunca con la mentalidad de que me va a pillar, si la
hubiera tenido, no hubiera toreado. Si yo estoy convencido de que ese día me
coge, mando un parte médico y no toreo, no se puede torear pensando que te va a
coger, es humano y lógico. Sabes que el riesgo está ahí, el miedo al toro está
más que asumido y superado cuando te pones delante de él en una plaza. Para mí,
el miedo a no estar bien delante del toro, el miedo a no superar aquello, a la
gente, a tu carrera, a la prensa…ese miedo es el que más me ha pesado, no al
toro.
¿Os
sentís seguros con los servicios médicos de las plazas de toros?
Las plazas más importantes están bien cubiertas, pero puede ser
que en algún pueblo a lo mejor no haya enfermería, pero tampoco te preocupas en
saberlo, porque como he dicho, tú piensas que nunca te van a coger. Creo que es
un error y que los toreros nos deberíamos de preocupar por conocer esta
información, pero por lo general no se hace.
¿Existen
vacunas para prevenir las distintas enfermedades que te pueda pegar el animal?
Cuando sufres una cogida es normal que te pongan la del tétanos,
pero solo cuando te pasa algo, yo nunca me he puesto una vacuna preventiva, y
creo que ningún torero.
¿Cuándo
decidiste que tu carrera como torero había acabado?
Cuando perdí la ilusión y cuando en mi vida había otras
prioridades que no eran el toro. Cuando uno torea y quiere ser una figura del
toreo, la prioridad es el toro y tienes que renunciar a muchas cosas. Cuando
hay otras cosas en tu vida que te alejan de esto, creo que no se debe seguir
toreando.
¿Te
hubiera gustado que tus hijos fueran toreros?
No. He vivido este mundo y sé lo sacrificado que es y lo mal que
se pasa. Me he preocupado personalmente para que a ningún hijo mío le gusten
los toros. Nunca los he llevado a una corrida, ni a entrenar, ni a los tentaderos…mis
hijos apenas me han visto torear, no he querido. Desde
pequeños los he metido en fútbol porque les gustaba, pero a los toros no, he
tenido mucha culpa de que ellos no estuvieran en esto.
¿Cómo
ves el futuro y la evolución del torero?
El toreo puede evolucionar en la estructura, la financiación y
el patrocinio. En lo que es la verdad del toreo, el torero jugándose la vida
delante de un toro, ahí no puede evolucionar nada, está todo inventado.Artículo elaborado por: Adrián Guareño
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